martes, 7 de septiembre de 2010

EL MALTRATO INFANTIL

QUÉ ES EL MALTRATO INFANTIL….?




“El maltrato infantil siempre significa daño al niño. Usualmente es recurrente y cada vez más grave”.



El maltrato infantil es un fenómeno universal que ha existido siempre y consiste en todos aquellos actos intencionales, no accidentales, que por acción u omisión, desconocen los derechos fundamentales de los (las) niños y, por lo mismo, interfieren o alteran su desarrollo integral y ponen peligro su salud física, psicológica, social y sexual. Estas acciones pueden ser ocasionadas por los padres u otro adulto responsable del cuidado del niño(a) e incluyen, entre otras, el descuido, el abandono, los golpes, las amenazas, las humillaciones, los insultos y el abuso sexual. Es un problema que no sólo afecta al niño(a) que lo recibe, sino a toda una familia. Los malos tratos a los niños(as) pueden ocurrir en contextos como la escuela, el vecindario, el transporte público y, más frecuente, en el contexto familiar.
El maltrato infantil existe cualquier caso en que por acción u omisión un adulto abusa de su poder, provocando a un niño/a un daño que amenaza su integridad psicológica y/o física.




¿Qué consecuencias tiene el Maltrato en los niños/as?

El maltrato físico o psicológico afecta el desarrollo psicosocial de los niños, con graves secuelas para el resto de su vida, dejando huellas y cicatrices visibles e invisibles.

Los niños maltratados verbal o físicamente presentan un deterioro en su desarrollo psicomotor, un mal estado nutricional, se enferman más, son más inseguros y les cuesta adaptarse al medio social que los rodea, ya sea en el jardín, la escuela, el barrio, etc, presentan además un menor desarrollo cognitivo y dificultades de aprendizaje y rendimiento escolar.








¿Puede haber maltrato aunque no se golpee a los niños/as?

Se tiende a creer que el maltrato está referido sólo a la violencia física, sin embargo hay otras manifestaciones de maltrato que pueden llegar a ser comunes en las prácticas de crianza de los padres. Hay conductas maltratadotas como el chantaje, la ridiculización, la amenaza, y otras, que llegan a tener nefastas consecuencias sobre el desarrollo de los niños. Por lo tanto se puede afirmar que existen diferentes tipos de maltrato, entre los cuales podemos distinguir:


Maltrato físico: Agredir físicamente, como cachetear, golpear, zamarrear, quemar, mechonear, etc.


Maltrato psicológico: Agresión reiterativa verbal o gestual. Por ejemplo, amenazar (te voy a botar, no te voy a querer más, me voy a ir), insultos (tonto, feo, groserías en general), ridiculizar (guagua, mujercita), no hablar durante tiempos prolongados.

Maltrato por negligencia: A pesar de existir las condiciones materiales, el adulto a cargo del niña no atiende sus necesidades básicas, como su alimentación, vestimenta y/o higiene.

Abuso sexual: Involucrar a un niña en una actividad de connotación sexual. Por ejemplo, mostrar fotos pornográficas, hablar sobre temas obscenos, mostrar o tocar genitales, penetración sexual (violación).





¿Cómo identificar cuando un niño/a es víctima de maltrato?

Señales físicas repetidas (moretones, rasguños, quemaduras…)

Niñas sucios, mal olientes, con ropas rotas y desabrigadas, etc.

Cansancio o apatía permanente (se suele dormir en clases)

Cambio significativo en la conducta escolar sin motivo aparente

Conductas agresivas y/o rabietas severas y persistentes

Relaciones hostiles y distantes

Conducta agresiva, rebelde o en extremo sumisa

Trastornos de desarrollo, especialmente en el área del lenguaje

Enfermedades repetidas que no son atendidas adecuadamente

Ausencia a controles de salud

Alto ausentismo escolar

Niñas solas, con falta de supervisión de adultos



Cómo reconocer a padres y/o cuidadores que podrían ser maltratadores?


Parecen no preocuparse por el/la niño/a

No acuden nunca a las citas o reuniones del colegio

Desprecian o desvalorizan al niño/a en público

Sienten a su hijo/a como una "propiedad" (puedo hacer con mi hijo/a lo que quiero porque es mío/a)

Pueden presentar dificultades en su relación de pareja

Recogen y llevan al niño al colegio sin permitir contactos sociales

Los padres están siempre fuera de casa (nunca tienen tiempo para…)

Compensan con bienes materiales la escasa relación personal afectiva que mantiene con sus hijos

Trato desigual entre los hermanos

Justifican disciplina rígida y autoritaria

Ofrecen explicaciones ilógicas, contradictorias no convincentes o bien no tienen explicación frente a situaciones sospechosas.

Estos indicadores pueden observarse en otros casos que no necesariamente son de maltrato, pero son un indicio que nos permite ponernos en alerta.

La violencia es uno de los más complejos componentes de la naturaleza humana, se encuentra inmersa en los discutidos espacios de lo instintivo desde donde surge con la fuerza de un agente agresor que desborda sus controles en el poder y la fuerza –maltrato-, sobre un agente agredido.








El agresor impone, restringe, castiga, obliga y busca complacencia desde el otro en quien reconoce debilidad e incapacidad de reacción. La agresión puede ser ejercida contra las personas y contra todos los seres de la naturaleza.





La violencia intrafamiliar encuentra el marco del hogar y la familia, afectando en forma directa a sus componentes, pero son los niños y las niñas los que reciben su mayor impacto. Allí los actores se desempeñan a partir de conflictos familiares no resueltos; matrimonios disfuncionales; conformación de nuevas relaciones en las cuales entran a interactuar nuevos miembros; actitud negativa de personas improductivas y dependientes o drogodependientes; enfrentamientos generacionales; conflictos por problemas económicos y de comportamiento social. La agresión conlleva el maltrato verbal, físico, psicológico, la subvaloración de género y de la importancia de los miembros de la familia. Regularmente el detonante de toda agresión es una palabra que conduce a la agresión verbal y la discusión y la agresión física.


El maltrato infantil comienza antes del nacimiento, en la concepción en medio de relaciones incontroladas de parejas disfuncionales, enfermas, psicodependientes o farmacodependientes. También se logra un triste comienzo con el embarazo no deseado que genera angustia en padre y madre ante una situación inesperada sobre la cual se debe actuar con rapidez.








La dificultad depende del estado de la pareja: en matrimonio, matrimonio con más hijos, matrimonio con una familia numerosa y condiciones económicas deplorables, matrimonio con hijos muy mayores, embarazo tardío después del nacimiento del último hijo, edad de la madre, padres solteros, pareja con dificultades en su matrimonio; nuevo matrimonio en el cual alternan los hijos de cada miembro de la pareja; y madre que no acierta a saber quién es el padre de su hijo… Estas preocupaciones, decisiones o indecisiones maltratan al niño, independiente de sus resultados. En alguno de los casos enunciados se recurre a una solución rápida: ¡el matrimonio no deseado!, que aumenta los espacios de la culpa.







El niño sin nacer ya es una carga, un error, un problema, una desgracia, un intruso; puede ser abortado, nacer para ser abandonado, dado en adopción, asesinado o arrojado a la basura. En el mejor de los casos el niño no deseado es aceptado, la marca de “no deseado” queda estampada en el alma; es menor la agresión pero permanente el peso emocional; situación que a la postre determina comportamientos no explicables en la vida del adulto.


La cultura judeocristiana absorbió muchos principios del confucionismo del cual adoptó el concepto de la “autoridad por edad dignidad y gobierno”, que bajo determinadas circunstancias configura una de las malinterpretadas justificaciones al maltrato: ¿Cuál sería la suerte de un menor en una familia de ocho hijos, sometido a la autoridad de los padres y siete hermanos, no muy condescendientes?






De acuerdo con los padres que se tienen y la familia en la cual el niño o la niña desarrollan su vida, es el tipo de trato que se recibe. Las dosis de amor y buen trato deben ser las adecuadas, porque la excesiva protección y el excesivo amor también pueden llegar a formar individuos carentes de defensa social, tímidos, agresivos y faltos de tolerancia.





Para que todo no quede en la exposición, la propuesta en contra de la violencia intrafamiliar y el maltrato infantil consiste en formar desde el hogar en el respeto y la responsabilidad hacia el otro, en saber que se está en capacidad de hacer un gran esfuerzo para ser persona de fácil convivencia en un reino de tolerancia y aceptación; que se puede ser mejor padre al concebir con responsabilidad.







Formar al núcleo familiar en el reconocimiento de las diferencias en edades con respecto al menor que no puede responder como adulto y actuar como tal. No se requieren altos niveles de formación académica: todo ser humano es capaz de lograr hacer las cosas con rectitud desde unos principios básicos en los que priman el respeto y el amor.



















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